Se trata de un tipo de disfunción sexual en
la que se produce una contractura involuntaria de los músculos perineales del
tercio externo de la vagina en el momento que se intenta la penetración,
provocando el cierre del introito vaginal e impidiendo el acto sexual. La
persistencia de esta contracción de la vagina lleva a que cualquier intento de
coito acabe como un acontecimiento
desagradable y tremendamente doloroso.
Existen diversos niveles de vaginismo, desde el ligero que solo produce rigidez y malestar
y que no obstaculiza la respuesta sexual (pueden alcanzar el orgasmo
sin problema), al intenso o severo
que impide la penetración de cualquier forma
incluidos los dedos, tampones o cualquier instrumental que se acerque a la
vagina con la intención de penetrar.
Si este es tu caso (o el de tu pareja) lo primero es insistir
en que acudas al ginecólogo para un examen clínico en el que descartar
cualquier otro tipo de patología. Una vez descartado esto lo siguiente es
pedirte tranquilidad. Se trata de una disfunción que puedes solventar, puede
que necesites ayuda y unas pautas pero conseguirás solventar esta situación.
Te invitamos a que nos consultes más si lo necesitas,
te podemos ayudar y conociendo un poquito más tu caso recomendarte profesionales
(fisioterapeutas especializadas, sexólogas…) que puedan ayudarte en tu camino.
Consultanos en madrid@egolala.es o a traves de los formularios de nuestra web www.egolala.es
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Esto se trata de una carrera de fondo, tienes que
comenzarla con la ilusión de acabar pero sin presiones…vamos a ir paso a paso
por el camino…
Tienes diferentes formas de abordar el “tratamiento
del vaginismo”:
Fisioterapia del suelo pélvico
La ejercitación de los músculos del suelo pélvico (mediante los ejercicios
Kegel) ayuda a tomar consciencia de la musculatura vaginal y controlarla. De
esta manera se recupera su función y mejora su movilidad, lo que contribuye a
aliviar el dolor y superar la ansiedad hacia la penetración
vaginal. Los fisioterapeutas usan una gran variedad de
técnicas para lograr estos objetivos tales como respiración, relajación,
desensibilización del tejido muscular, dilatadores vaginales y técnicas de biofeedback
para monitorear el progreso de los ejercicios.
Los dilatadores vaginale suelen ser recomendados por los profesionales sanitarios para el abordaje progresivo de esta y otras sintomatologías relacionadad con la hipertonía del Suelo Pélvico
Existen tres tipos de tratamientos farmacológicos que han sido propuestos
para el vaginismo: anestésicos locales, relajantes musculares y medicamentos para
la ansiedad.
Esto sólo bajo prescripción médica de un profesional cualificado y bajo
nuestro criterio cuando el resto de terapias no funcionen o como adyuvancia
de las mismas
Psicoterapia general
Se utiliza una gran variedad de técnicas psicoterapéuticas para tratar,
entre otros, dos aspectos psicológicos fundamentales que forman parte del
vaginismo: el miedo y la evitación de la penetración vaginal. Esta dificultad
sexual suele ser resultado de problemas en la relación de pareja, experiencias
sexuales negativas durante la infancia y ausencia de educación sexual.
La terapia individual se utiliza para comprender y tratar los aspectos
individuales subyacentes al problema sexual.
La terapia de pareja es útil para atender el impacto que está teniendo el
vaginismo en la relación, y además se enfoca en la historia de la pareja y en
otros aspectos de relación que pudieran estar ocasionando o manteniendo el
problema.
Psicoterapia cognitiva y conductual
Estos dos tipos de psicoterapia se resaltan por separado, ya que son parte
relevante de la terapia
sexual, tal como fue propuesta por los sexólogos estadounidenses Masters y
Johnson en los años de 1970. El primer paso de esta terapia consiste en
demostrar primero a la paciente y a su pareja que el espasmo muscular realmente
existe, y que no se trata simplemente de una renuencia de la mujer a tener
sexo. Esto se lleva a cabo mediante un examen ginecológico. Posteriormente, se
enseña a la pareja a utilizar en casa una serie de dilatadores vaginales de
tamaño creciente para ayudar a desensibilizar a la paciente – con la ayuda de
su pareja – y así reducir el temor o la fobia a la penetración vaginal.
Durante la terapia sexual también es importante educar a la pareja en
relación a nociones básicas de anatomía y funcionamiento sexual, y sobre los
aspectos psicológicos que generaron y contribuyen a mantener el vaginismo.
Otras técnicas que se utilizan durante la terapia sexual son aquéllas
provenientes de la terapia cognitiva que permiten trabajar sobre las creencias
negativas acerca de la sexualidad.
Además se utilizan técnicas de relajación y ejercicios de focalización sensorial que ayudan a conectar con la capacidad de experimentar placer sensual en toda la extensión del cuerpo, más allá del coito y la penetración vaginal.